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¿Qué residuos peligrosos se generan en una oficina?

Sí, en una oficina también se generan residuos clasificados como peligrosos. Saber cuáles son es el primer paso para una correcta gestión de residuos. Y también para generar la menor cantidad de los mismos y así evitar problemas.

Se considera que un residuo es peligroso cuando sus características (corrosivo, reactivo, explosivo, tóxico, inflamable, infeccioso o radioactivo por ejemplo) supongan un riesgo para la salud de las personas o el medio ambiente. Según la actual normativa comunitaria, son aquellos residuos que aparecen en la Lista Europea de Residuos (LER) con arterisco.

Estos residuos peligrosos deben gestionarse adecuadamente para cumplir con lo establecido por la legislación. Han de ser tratados por una entidad autorizada para tal fin, como Leonardo Gestión de Residuos. Únicamente pueden estar almacenados durante 6 meses, por lo que han de estar siempre perfectamente etiquetados e inventariados, para poder identificarlos rápidamente y tener claras sus propiedades químicas (si son peligrosos, tóxicos, etc.).

Residuos peligrosos en una oficina

En una oficina normalmente los residuos que se producen son no peligrosos. Pero existen otros que, aunque no lo parezcan, han de gestionarse como residuos peligrosos para evitar problemas. Por ejemplo, los avances tecnológicos han contribuido a que la generación de residuos electrónicos sea más grande que nunca. Según un informe de la ONU, aunque los desechos electrónicos solo representan el 2% de la basura sólida mundial, aportan hasta el 70% de los residuos peligrosos que acaban en los vertederos. La seguridad en su recolección y gestión es esencial, por eso hay que dejarlo en manos expertas, ya que a menudo contienen sustancias peligrosas tales como metales pesados que pueden causar problemas de contaminación y de salud.

A ellos se unen los cartuchos de tinta de las impresoras, faxes o fotocopiadoras, que están compuestos de plásticos, metales de conductores de electricidad y magnéticos (además de la tinta), que son extremadamente peligrosos para el medio ambiente. ¿Y los tóners? Depende de su composición, por eso hay que leer atentamente el envase antes de gestionarlo de una manera u otra.

Otro residuos que el Ministerio para la Transición Ecológica considera peligrosos y que abundan en las oficinas son las pilas, acumuladores y baterías. Contienen mercurio, cadmio o plomo, que son potencialmente peligrosos para la salud y el medio ambiente. Lo mismo ocurre con los tubos fluorescentes, que contienen mercurio, metal o vidrio, entre otros componentes muy perjudiciales para el medio ambiente.

Y, aunque no son considerados como residuos peligrosos, también hay que tener cuidado con el papel y el material de oficina que se consume. El papel debe llevar la calificación TCF, que responde a la sigla inglesa “totalmente libre de cloro”, ya que el cloro es un importante contaminante de las aguas. En el caso de lápices, bolígrafos, marcadores, correctores líquidos, pegamentos, carpetas de plástico o tintas, CD’s o DVD’s, entre otros, pueden generar impactos ambientales importantes relacionados con el uso de sustancias químicas peligrosas que contienen los plásticos, el uso de disolventes agresivos, compuestos orgánicos volátiles (COVs), metales pesados, etc.

Medidas para reducir los residuos en una oficina

Pero a la vez que aplicamos una correcta gestión de los residuos peligrosos y nos ponemos en manos de profesionales, hay medidas que una oficina puede aplicar para reducir la generación de estos residuos. Porque tan importante como una buena gestión de residuos es la reducción de estos.

  • Optimizar y planificar el consumo de papel, material de oficina y del resto de necesidades de una oficina.
  • Actualizar y reutilizar equipos informáticos obsoletos para labores que requieran menos potencia. Cuando esto no sea posible, deberá ser comunicado al responsable de servicios informáticos para que se gestione su reciclado de forma adecuada.
  • Realizar un mantenimiento preventivo de los equipos con el fin de que se garantice no solo su funcionamiento, sino también el uso eficiente de energía y recursos.
  • Usar, en la medida de lo posible, tóner de impresora y de fotocopiadora, y cartuchos de impresoras reciclados.
  • Sustituir las pilas de un solo uso por pilas recargables con mayor vida útil.
  • Depositar las pilas de un solo uso en contenedores especiales para su correcta gestión.
  • Sustituir fluorescentes y bombillas por luminarias LED.
  • Valorar la adquisición de equipos con elementos reciclados y con bajo contenido en aluminio.
  • Eliminar el uso de productos que pueden convertirse en residuos peligrosos (como aquellos que tienen PVC).

A ellos hay que sumar otros residuos a los que no prestamos tanta atención, pero que son también peligrosos. Hablamos de los productos químicos de limpieza. En este caso es conveniente elegir aquellos menos agresivos con el medio ambiente (biodegradables, sin fosfatos, etc.) y seguir las especificaciones técnicas de dosificación, así como que no deben ser vertidos los desechos químicos a la red de saneamiento.

Leonardo, el arte de gestionar residuos

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