Aunque desde distintos ámbitos se está haciendo un llamamiento para avanzar hacia una economía circular, lo cierto es que esa transición es complicada si no se implican, no solo todas las administraciones y el sector público, sino también el sector privado y la sociedad en general.
El éxito de este proceso radica en el compromiso de todo el mundo. Hay que entender que no hay otro camino. La limitada disponibilidad de materias primas, unida a un elevado consumo energético, provoca que la situación actual sea insostenible a medio plazo, tanto en materia medioambiental como a nivel económico. La economía circular se presenta como una alternativa, no solo factible sino también más sostenible y eficiente, si todos participamos de ella. Propone un nuevo modelo de sociedad que utiliza eficazmente y optimiza los recursos, los materiales, la energía y los residuos.
Porque en esta economía circular los residuos tienen un papel protagonista. Los residuos de unos se convierten en recursos para otros. A través de una buena gestión de residuos, estos pasan a convertirse en materias primas. Y en un contexto de escasez y fluctuación de los costes de la materia prima esto supondrá garantizar la seguridad del suministro. Al reintroducir los residuos en el circuito económico, bien para crear nuevos productos o bien para valorizarlos, se les da una segunda vida y se gana en eficiencia y beneficia al medio ambiente.
¿Cómo? Cada uno poniendo de su parte y sin olvidar que el reto es de tal magnitud que no se puede avanzar en solitario. La colaboración entre empresas, administraciones y sociedad civil es clave para avanzar de forma sostenible. Para ello, el referente es la Estrategia Europa 2020. El objetivo es conseguir una Europa que utilice eficazmente sus recursos, basada en el reciclado a fin de reducir la producción de residuos y en hacer una buena gestión de residuos para poder utilizarlos como recursos.
Pilares básicos de la economía circular
La transición hacia la economía circular se basa en cuatro pilares básicos: investigación, desarrollo tecnológico, innovación y la adaptación de un marco regulatorio encaminado a alcanzar los objetivos de la economía circular. Para conseguirlo hay que redefinir el modelo de producción y consumo dominante e implantar nuevos procesos, nuevas tecnologías y apostar por la investigación y la innovación para dar forma a una nueva economía y sociedad.
Para fomentar la transición, España ha puesto en marcha la Estrategia Española de Economía Circular, cuyos ejes de actuación se centran en la producción, consumo, gestión de residuos, materias primas secundarias y reutilización del agua. Cada uno de estos ejes se irá desarrollando en planes de acción bianuales, cuyos efectos irán siendo evaluados para planificar el siguiente.
Así el primer plan de acción 2018-2020 se centra en tres grandes ejes:
- La sensibilización y participación de la ciudadanía, para que tome sus decisiones de consumo enfocadas hacia un consumo responsable y para fomentar el reciclado y la separación de residuos.
- La investigación, innovación y competitividad. Las empresas podrán aprovechar las ventajas de la industria 4.0 , tanto en productividad como en eficiencia de recursos, favoreciéndose el intercambio de información entre la comunidad científica y tecnológica y las empresas.
- Empleo y formación. Para adaptar las capacidades y habilidades de los trabajadores a las nuevas demandas de la economía circular, identificandonuevos yacimientos de empleo y facilitando la transición a los mismos.
Leonardo, Gestión de Residuos