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¿Cómo se destruyen los productos falsificados?

La Agencia Tributaria intervino en 2015 casi 2,6 millones de productos falsificados. A ellos hay que sumar las falsificaciones que día a día decomisa la Policía a vendedores ambulantes. Bolsos, ropa, gafas de sol, productos electrónicos, cosméticos, CD’s hasta medicamentos que podrían haber superado los 130 millones de euros de valor si se hubieran puesto en el mercado.

¿Qué ocurre con todos esos productos falsificados? ¿Qué se hace con ellos? La legislación, tanto nacional como europea es muy clara en este aspecto: o se destruye o se dona con fines benéficos. Y la gran mayoría se destruye. Por ejemplo, en la aduana del Puerto de Valencia existe una máquina triturada que se encarga de destruir el material falsificado incautado en estas instalaciones y después se traslada a un vertedero o se queman.

Otra opción es contactar con una empresa de gestión de residuos, que cuente con unas instalaciones especializadas, como una planta destructora, y que garantice la fiabilidad del proceso de destrucción del material falsificado.

Sin embargo, se está haciendo hincapié en que ese proceso se realice bajo unos criterios de sostenibilidad, seguridad y confidencialidad. Se tienen en cuenta los criterios de asesoramiento medioambiental y cada vez se hace más evidente la necesidad de eliminar esos productos de manera segura y respetuosa con el medio ambiente. Triturar en una misma máquina textil, papel y electrónica o medicamentos y luego enviarlo a un vertedero o a una incineradora no es la opción más beneficiosa para ello. Aunque bien es cierto que sí que es una manera muy llamativa de concienciar a la opinión pública de no comprar este tipo de productos.

¿Cómo se destruyen los productos falsificados? Respeto con el medio ambiente

Productos falsificados como se destruyen maquinaria

Para conseguir una destrucción respetuosa con el medio ambiente lo más conveniente es dejar esos productos falsificados en manos de empresas de gestión de residuos para que reciclen y recuperen estos productos, separen los residuos peligrosos de los no peligrosos y cada uno reciba el tratamiento correcto.

Por ejemplo, en Leonardo Gestión de Residuos, todos los productos pasan por la planta de valorización para separar lo que puede reciclarse y lo que no, así como los residuos peligrosos de los que no. Una vez realizada esta criba, los deshechos reciclables se clasifican según su proceso de reciclaje. Después se empaquetan y se transportan al centro gestor de valorización para su reciclaje. Por su parte los que no se pueden reciclar se utilizan como combustible. Respecto a los residuos peligrosos, su gestión se hace bajo unos altos criterios de seguridad y siguiendo un tratamiento muy exigente.

La alternativa de ofrecer una segunda vida a estos productos falsificados se está extendiendo por muchos países europeos, como Holanda. Así se consigue minimizar los efectos medioambientales que la eliminación de dichos productos supone.

Como hemos dicho la opción de la donación de productos falsificados a organizaciones benéficas se contempla en muy contadas ocasiones. Y eso que la Ley de Marcas de 2001, reformada en 2011, contempla esta opción si se puede eliminar la marca sin afectar al producto o si su destrucción produce un perjuicio desproporcionado al infractor o al propietario. Es el caso de productos textiles, complementos o juguetes, siempre que cumplan con las normas de salud y seguridad y no haya rastro de la marca copiada.

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